Recuerdo el día en que recibí la llamada de una de las socias voluntarias de Asarga preguntándome si quería formar parte de su equipo. Sin entrar en detalles me pareció un proyecto muy interesante y acepté.
Desde entonces han transcurrido casi 6 meses, meses intensos buscando mejorar la calidad de vida de l@s pacientes. Porque ese es mi principal objetivo: soy la Coordinadora de Fisioterapia Oncológica de las Asociación y me centro en acercar una atención especializada en función de las necesidades de cada una de ell@s.
Me transmiten sus problemas, sus dudas, sus necesidades e intento buscar una respuesta inmediata mediante las colaboraciones con diversos centros de Fisioterapia de todo el territorio nacional. Inician un tratamiento fisioterápico basado en unos objetivos establecidos e individualizados, con especial atención a los puntos que puedan resultar contraindicados para su estado actual.
Me adapto al momento, si hay que realizar modificaciones se hacen, si hay que esperar se espera, respetando siempre las decisiones de quienes no se encuentren en su mejor momento para iniciar el tratamiento.
En eso consiste la Fisioterapia Oncológica, en adaptación instantánea a las necesidades del paciente, en la búsqueda de mejorar el estado físico y consecuentemente el psicológico para poder continuar con una vida activa dentro de las posibilidades de cada un@. Para todo esto resulta necesaria una formación y un conocimiento de los distintos aspectos del Sarcoma y GIST, de los tratamientos y cirugías realizadas y de las precauciones y contraindicaciones que puedan derivarse de determinadas modalidades. Se adapta la Fisioterapia a la situación médica oncológica de cada uno.
Al estar catalogada como enfermedad rara, no se tiene muchas veces en cuenta que los beneficios de la Fisioterapia pueden disminuir las comorbilidades, mejorar la calidad de vida y resultar beneficioso tanto para el paciente oncológico como para los servicios sanitarios. Sería conveniente replantear su implantación, pero mientras eso no suceda, Asarga continuará prestando su atención a quienes lo necesiten.
El paciente con Sarcoma y GIST lucha contra el cáncer, no debe luchar por su calidad de vida, que es un derecho y no un privilegio.
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