Recuerdo el día en que recibí la llamada de una de las socias voluntarias de Asarga preguntándome si quería formar parte de su equipo. Sin entrar en detalles me pareció un proyecto muy interesante y acepté.
El paciente con Sarcoma y GIST lucha contra el cáncer, no debe luchar por su calidad de vida, que es un derecho y no un privilegio.
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